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El Correo Papalegüense (edición online)
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cK13

Montañés
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26/11/15
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Caldas de Reis
Respostar citando Envío Xov, 30 Abr 2020, 9:51
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (en arresto domiciliario)

Me encantó el relato. Ansias tengo de esa sensación única que tantos esperamos
Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Xov, 30 Abr 2020, 9:54
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (en arresto domiciliario)

Gracias ck13.
Nada sabe mejor que agarrarse un buen "ciego" de libertad (y endorfinas).

Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.
Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Ven, 01 Mai 2020, 19:38
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (en arresto domiciliario)

Bueno, pues al fin estamos en la víspera del gran día.
Muchos velan armas.

He circulado por los demás diarios intentando tomar el pulso al foro, amén de los hilos que tratan la cuestión, y está todo el mundo que no aguantan ni un minuto más. Lógico.

Si bien, yo, por mi parte, voy a intentar mantener la cabeza fría. Nada de recetarme atracones kilométricos, nada de realizar planes, rutas o circuitos, nada de ir a visitar a mis queridos conejos al parque de la Lonia, que a buen seguro se habrán reproducido como idems, y camparán a sus anchas. Nada de eso.

Y no solo por responsabilidad, precaución, moderación, o cómo se le quiera llamar. Todos estos días de inactividad más o menos mal sobrellevada, han dejado huella.

Mañana, el tiempo que salga, sea media hora, quince minutos o cinco, el único objetivo que me marco es el de reflotar mi maltrecha condición de runner. Evaluar lo profunda que es esa huella, antes mencionada, y a partir de ahí elaborar un plan de reconstrucción multisectorial.

Por tanto, en cuanto deje atrás el portal, ya solo me preocuparé de ir lo más holgado posible, esquivando/rehuyendo a otros runners o paseantes, y a la menor señal del cuerpo de que la batería se ha agotado, aplicar la máxima de Julio Cesar: Vini, covidi, volvini.

Correr al aire libre, y en tierra firme, después de tantos días atrapados en el pozo Esperanza, y con el canario fumándose chinas de grisú, será ya bastante triunfo, oiga.

No vaya a ser que, al ir a picar la antracita, me encuentre con un fósil de mí mismo, tamaño natural, y que un par de pasos más allá me deshaga en pedacitos, como si saliera de un baño de nitrógeno líquido.

Sea como fuere, lo que sí ya he hecho es devolver la bicicleta estática a su esquinado hábitat natural. No sabía si proceder con ella a una demolición controlada, hundirla en alta mar, o regalársela a mi cuñado. Así de desagradecido soy con ella, que me ha salvado los muebles.

Y es que, mal que me pese admitirlo, llegamos a tales intimidades que por momentos no sabía si era ella la que chirriaba, o lo era yo… O al unísono los dos.

Un aplauso, pues, también para esa grande entre las grandes de la deportividad doméstica.






Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.
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Respostar citando Envío Sáb, 02 Mai 2020, 5:17
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

Glori-glori-aaaaleluuuuuuuuuuuuuuuuuya!
Allá vamos!!!!!

Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.
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Respostar citando Envío Sáb, 02 Mai 2020, 13:42
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

No pensaba levantarme temprano. No había puesto el despertador ni nada parecido. Pero a las siete menos algo, que serían, de la mañana, alegres pajarillos se pusieron a trinar como locos en la ventana de mi habitación, despertándome, y comprendí.

No suelo ignorar los mensajes que recibo de mis informantes secretos del reino animal, así que me puse en pie como un resorte.

Corrí pues a asomarme al balcón, y luego de comprobar que no había ni un alma, me vestí, me tomé el desayuno a toda mecha, y bajé al portal cual centella.

Y entonces por fin lo hice. Salí al exterior y desafié al coronavirus, y a las radiaciones cósmicas, y a los residuos nucleares, y al malvado Pingüino de Batman vuelve.

Estaba la calle desierta. Éramos yo y mis circunstancias, incluyendo este bigotón de aspecto anatolio que me he dejado, pero que hábilmente disfracé bajo el buff, a modo de barbijo.

Enfilé pues, ya sin más, hacia el gobierno civil y parque de San Lázaro, haciendo el Eduardo Noriega a base de bien por el centro de Sparkland.
En la parada de taxis, donde sólo uno guardaba turno, un taxista se me quedó mirando con un candor en los ojos… ¿Qué os diría yo? Algo así como si hubiera visto al Fary resucitado. La vida se abre camino, debió pensar, al ver al niño en la cuna, campanas de Belén. En verdad os digo, quedaros con quien os mire como me miró a mi ese taxista.

Punto y seguido. Tiro de ahí, hacia el Paseo, desierto también, cruzándome si acaso con lo que serían dos, no más, ciclistas y una andarina, en lo que me lleva hasta la Plaza Mayor.

Allí, doy dos orejas y vuelta al ruedo, los tendidos muy flojos de entrada, ni el alguacilillo se digna a personarse… Todo ello en la más antitaurina soledad. ¡Ay torito bravo! Como igual será el regreso sobre mis pasos por las callejuelas del casco antiguo, siguiendo por momentos el trazado del San Martiño, y a continuación, el del mítico Paris-Dakkar de la zona de copas, como los bares homónimos entre los que discurría. Y el vacío. La nada.

¡Qué barbaridad de melones, y todos podridos!

Sigo sin toparme con nadie, (bueno con la iglesia, sí, pero como si no), y sin embargo en cada giro me abro todo lo que puedo, temeroso de Dios, como si en cada bocacalle fuera a salir a la plaza Dealy.

Ya de vuelta, mis piernas empiezan a sentir los efectos perniciosos de la acumulación de partidos de sillonbol, pero, qué diablos, me apetece meterme a tocar las narices por el parque San Lázaro. Es entonces cuando empiezo a ver maderos a tutiplén, y salgo a escape.

La cosa no mejora por Curros Enríquez, plagada de milicos. Hago lo que puedo para esquivarlos, pues ocupan casi toda la calle, y para chulo, chulo y medio, me tiro a la calzada y desbordo por el asfalto.

Entre pitos y flautas he caído en la explanada de delante de la comisaria, donde está aparcada la división acorazada Brunete, toda o casi toda, y desde donde, entiendo, partirá el despliegue destinado a perseguir, interceptar y sancionar conforme a la ley, a los posibles discípulos de la peligrosísima secta de los multadianos, y su querido líder Multado2020, foco muy virulento de desórdenes públicos.

Y, aunque mis piernas son ya pura casquería, como quien no quiere la cosa, pues… ¡Ya qué más da si me acerco un momentito a saludar a mis conejillos de la Lonia! Y allá que voy.

Que no estaba tan cerca, pero bueno…
Por desgracia, una vez allí, compruebo que, entre que la hierba está altísima, sin segar, sin lavar, cortar por capas y peinar, y que el dueño de un perro está jugando con él a lanzarle palitroques, va a ser difícil, por no decir imposible, ver a alguno de mis amigos.

Retorno entonces, atajando todo lo más que puedo, para casa. Respirando malamente ya sin cubrebocas, mostacho al viento, y con el descontento, y el amargor, de haber sido ninguneado.

El caso es que ya se ha hecho más de día, y los caminos comienzan a poblarse de deportistas y pseudodeportistas desconfinados.

Solo ha sido una cuarentena de minutos, apenas 6 kms, que no medí con el Ciripolen pues me daba coraje encenderlo pa ná, pero mis piernas ya casi no responden, y el pantalón del chándal me va rozando por aquí, por allá y por acullá.

Agarro la última recta antes de poner el pie en casa, y me endiño un despepitado acelerón, para, como colofón, sentir esa sensación de libertad, y de velocidad, dentro de mis posibilidades, claro está, que se nos hurtó durante todos estos días.

Paro en el portal rojo (rojo yo, no el portal), asfixiado, desmanganillado, pero feliz. Echo una ojeada en derredor de mí, paladeando la sobredosis de endorfinas – Mmmmmm… Buena mierda - y para dentro.

Capricho cumplido.
Eso sí, he terminado, debo admitirlo, hecho fosfatina. Bueno, no, fosfatina, no.
- ¡Niño, habla con más respeto de la señora Fosfata!



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Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Lun, 04 Mai 2020, 8:00
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

Se acabó la magia, se acabó la épica. Vuelvo a ser un jornalero del running.

De nuevo los pajarillos (pajarracos) me volvieron a despertar de buena madrugada, esta vez incluso antes, con sus trinos de las narices. Aparearos ya de una p*** vez y dejarme descansar, **ño!

Como sabía que no me iba a volver a dormir, me lie la manta a la cabeza y, aún en penumbras, saqué del armario mi disfraz de deportista y me fui para la calle. Sin decir ni adiós ni al diablo. Las siete menos diez estaban dando.

Hoy, que es lunes, quién lo diría, ya no estaban las calles tan vacías como durante el fin de semana, y ya no tenía esa sensación de vivir una película de catástrofes, y ni tan siquiera un cándido telefilm de sobremesa, donde lo más que puede pasar es que el guapo y la guapa se enamoren.

El servicio de limpieza municipal al completo, salvo la división aerotransportada, eran ahora la máxima autoridad in péctore. Para acá y para allá con sus maquinillos, dejándolo todo como los chorros del oro, metiéndole navaja de barbero, y haciéndole la “permanent” a los parterres, macetones, parques y jardines de la villa y corte. Todo un ejército, ya digo, que reemplazaba al de verdad, para que luego la gente no se queje en las redes, de que si está todo selvático, y que si los van a llevar de rehenes la guerrilla salvadoreña.

Y, bueno, pues sumándole a todo ello, que las piernas estaban todavía de resaca, y no les entraba ni un chupito más de endorfinas, el entreno consistió básicamente en lo de siempre: Una riña y pleitear constante, para que se ponga una pata delante de la otra, respetando la distancia social entre ambas.

No, que el suelo está muy duro. Muévete, o no hay Powerade. No quiero. Pues no hay Powerade.

Este tira y afloja por todo el centro y casco viejo de Sparkland, el Posío, el Puente, parte de las Lagunas, y así unos pocos barrios más que fui cogiendo sobre la marcha para juntar poco más de 8 kms en total. Qué cruz.

El vecindario roncando, y yo aquí, dándome estopa. Inclementemente.

Ay, amigos, tanto tiempo como leones enjaulados idealizando este momento, y lo poco que dura dura Avergoñado , como diría el otro…
La libertad es como tantas y tantas otras cosas que, cuanta más se tiene, menos se valora.
Pero así es la vida.

Ahora con vuestro, permiso, y en cuanto acabe de amanecer, me pondré en la terraza a coger unos cuantos rayitos frescos y recién exprimidos de sol, a ver si se me quita esta cara de pangolín reumático mal hibernado. Difícilmente, mientras no me afeite este bigote full-covidiot al que me he hecho asiduo, y que hace que los taxistas me miren como si fuera de la familia, o una chapita imantada de San Cristóbal.

Y sin más se despide de ustedes, este que firma y rubrica, con un cordial y afectuoso bostezo, que espero no haberles contagiado.




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Papa-Léguas

Super Veterano
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Respostar citando Envío Sáb, 09 Mai 2020, 14:47
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

Bueno, por lo que parece el desconfinamiento de los runners nos ha traído algún que otro susto y/o contratiempo.

Por todas partes me llegan noticias de gente que ha ganado peso, que les está costando más de lo esperado recuperar la forma, que se juegan la rotura de fibras o que ya les ha tocado...
Cosas todas ellas que no me sorprenden, pues yo llevo desde el lunes parado con unas agujetas monstruosas, y molestias al pisar que no se me quitan ni a la de tres.

Y ya estamos a sábado.

Yo, he de confesarlo, me las prometía muy felices, y seguramente por eso el segundo día de entreno, el siguiente al de la toma de contacto, creo que me vine un poco arriba.

En realidad no hice nada diferente a lo que solían ser mis entrenos habituales, pero por lo visto el parón de tantas semanas no ha sido ninguna broma.

Esta, por tanto, está siendo para mi la nueva normalidad. “Nin novo, nin normal”, en realidad. Con todos los traumas de un veterano del Covid.

Pero, en fin, qué le vamos a hacer. No por ello pierdo la buena predisposición. Todo llegará, supongo. Antes o después.

No quiero ni pensar, de hecho, lo que les supondrá a los DAN (deportistas de alto nivel) restablecer por completo sus rutinas diarias, y recuperar la forma brilli-brilli de antes de la pandemia.

Si yo a estas alturas ya estoy planchado por culpa de dos entrenos de pandereta, cómo será los que han estado saliendo dos veces al día… Y encima con los fisios cerrados.

En fin. Me fijo una nueva fecha el domingo para salir a des-desconfinarme. No sé si será como estos últimos días, de salir al pasillo, ver que no pinta bien la cosa, y volver al sobre - cosa que resulta muy frustrante - pero seguiremos intentándolo. Al menos no hay carreras a la vista, ni competiciones al oído, ni archirrivales al olfato, por lo que me autorrecetaré un poco de paciencia, y ya está.

Mal que me pesé aún no estoy en condiciones de pasar de fase.



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corredor101

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Respostar citando Envío Sáb, 09 Mai 2020, 17:20
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

Recuerda que existe un paralelismo entre las agujetas y la resaca.
Las agujetas se quitan entrenando un poquito y suavecito. Aunque no apetezca y sea molesto al principio, luego te notas mejor y se te quitan las agujetas. Para la resaca lo mejor es tomarse unas garimbas, aunque al principio tengamos la sensación de que no nos apetece para nada.
Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Sáb, 09 Mai 2020, 17:51
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

corredor101 escribió:
Recuerda que existe un paralelismo entre las agujetas y la resaca.
Las agujetas se quitan entrenando un poquito y suavecito. Aunque no apetezca y sea molesto al principio, luego te notas mejor y se te quitan las agujetas. Para la resaca lo mejor es tomarse unas garimbas, aunque al principio tengamos la sensación de que no nos apetece para nada.

Bueno yo no soy mucho de garimbas, a todo esto...
Recuerdo que la primera vez que las probé de niño me supuso una gran decepción, que fueron precisamente unas Carlsberg Disimulando que le sustrajimos a nuestro tío de su garaje. Tal vez la historia hubiera sido otra muy diferente si hubieran sido unas Estrellas... Nunca lo sabremos. Mr. Green

Mañana veré si sigo tu recomendación o se me va otra vez la pinza. Triste
Bueno, cuando digo mañana espero no se interprete por "el día de mañana"...



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Caldas de Reis
Respostar citando Envío Lun, 11 Mai 2020, 6:14
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

Un runner sin lesiones no es un runer ni es ná. Y si no hay lesión, corremos pendientes del más mínimo aviso de ellas, como si la deseásemos.....pero la predisposición que no nos falte
Papa-Léguas

Super Veterano
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Respostar citando Envío Lun, 11 Mai 2020, 11:27
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

cK13 escribió:
Un runner sin lesiones no es un runer ni es ná. Y si no hay lesión, corremos pendientes del más mínimo aviso de ellas, como si la deseásemos.....pero la predisposición que no nos falte

Los miedos al Covid, a la lesión o a, directamente, no encontrar buenas sensaciones, e ir arrastrándonos cual advenedizos de pandemia recién desconfinados, no nos pueden paralizar. Estoy de acuerdo.
Sin embargo mi intención sigue siendo recomenzar de cero, estudiando la situación pierna por pierna. El "no quieres caldo, dos tazas", que me recomendáis tú y el corredor101, me pilla muy desubicado aún, después de tantos días de sopa boba.

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Respostar citando Envío Xov, 14 Mai 2020, 22:20
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

Nunca escribiría en mi diario parodiando a J.D. Salinger (léase Gatuno, Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 309.) por el temor, no del todo infundado, de que la mayoría de los que lo leyesen no se percatasen de ello.

Y es que hoy, que ya por fin me tocaba salir, y ver si las molestias de estos días pasados remitían, voy y me meto por el paseo del río, que estaba infestado de desconfinados silvestres, deportistas de ocasión y viudas alegres. O sea, voy y hago yo, lo que les critico a los demás, mortificándolos con lo que no hay que hacer.

Y bueno, al menos las piernas me han dado un respiro, pero sin cambiar la línea argumental principal de estos últimos episodios. Yo creo que todo este problema se debe a una adaptación evolutiva de mis extremidades para lidiar con la bici estática, y que aún me llevará algún tiempo volver a bajarme del árbol.

Pero claro, no era el mejor momento hoy, con hordas, rebaños enteros de covidiots, en busca de inmunidad mundanal, ocupando el camino a todo lo largo, para andar poniendo a prueba mi recuperación con regates, requiebros, metiéndome por los charcos, la hierba, e incluso intentando saltar uno de esos troncos que van guiando el camino hacia la pasarela de Oira, donde al propulsarme resbalé, y por los pelos, no me descalabro allí mismo.
Me pregunto qué habría dicho el bueno de J.D. de verse allí, descuajaringado en el barro, y con una pierna vuelta del revés, por culpa de una mierda de valla decorativa.

Aunque en realidad la culpa fue más bien del covidiot expansivo que me obligó a eludirlo de esa guisa. El mismo que, sin duda, se hubiera echado unas risas, más o menos disimuladas, a costa de mi desgracia. Eso bien que lo sabe J.D. La gente es muy solidaria, muy noble, muy empática, muy agradecida, cuando está muerta de miedo, pero ya cuando se ven de nuevo de regreso a su burbuja de confort, sin nadie ni nada que pueda pincharla, vuelve al egoísmo, al no te quiero ver delante, al apártate de mi lado, que no eres de ducha diaria… ¡Muérete ya, mindundi! ¡Soplagaitas!

Ganas me dan de ir corriendo a mi taquilla del instituto, y sacar a pasear la recortada, quitando de la circulación a un buen puñado de larvas de covidiot, antes de que crezcan, maduren, se ajen, y abarroten los espacios públicos con sus alientos infectos, y esos vapores de colonia barata, resesa, y resudada, segunda piel de los dandys sin edad confesable, de repente tan polideportivos.

Tirotearlos sin piedad ni remordimientos, con la misma frialdad con la que el J.D. cronista de la mediocridad, se emplea en certificar la defunción del buen fondo de las personas.

Y sí. Ahí me gustaría verlos, en plena agonía, retorciéndose del dolor, después de que una bala les atravesara el iPhone.

Aprovechando entonces para meterles el dedo por el orificio nasal (que no es recto proceder, ni como a ellos más les gustaría), y hurgar y refregar a voluntad ahí, al tiempo que se les increpa: ¿Eh? ¿A que J.D.?




Recapitulando: 4,77 kms, según el pelagatos del Ciripolen.



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Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Dom, 17 Mai 2020, 22:18
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

Ayer, sábado, que hacía una tarde estupenda, proseguí con el desconfinamiento 2.0.

El primer intento, como sabréis mis lectores habituales (lo digo como si de pronto tuviera un porrón de ellos) naufragó vilmente. La inactividad de la cuarentena y los resabios de la bicicleta estática me obligaron a plegar velas, y no me metieron en el pozo de una lesión de milagro.

Pero aquí estamos de nuevo. Y ahora vamos con más cuidado. Despacito y buena letra, como decía el maestro armero.

Para no cruzarme con gente, y presuponiendo que el paseo del río volvería a ser un hormiguero, tiré hacia el barrio de las Lagunas, que me queda cerca de casa, y en el que, dado el tipo de desarrollo urbanístico de su época, hay grandes espacios, zonas arboladas, y amplias avenidas (muchos sabréis donde es, porque el San Martiño hace ahí el giro de noventa grados antes de enfilar el puente nuevo, casi en el último km).

No es que esté paranoico con este tema del Covid, ni que me esté sirviendo de él para dejar mis habilidades sociales (ya de por sí muy mermadas) en el perchero, pero me quedo más tranquilo, por mí y por los demás transeúntes, pasando a tres metros de distancia que a medio.

Lo que no quita que hubiera también muchísima gente. Demasiada. Y hasta formando grupos que se veía claramente que no eran de convivientes… Pero, en fin, allá ellos…

Pocos runners y pocos ciclistas fue el balance en cuanto a nuestro gremio. Pero claro, el lugar escogido, no está, que digamos, entre los preferidos a la hora de entrenar.

Mucho asfalto y la típica acera de cemento. Sin permitir respirar a los pies en alguna zona almohadillada de tierra o hierba. Y todo ello dentro de un circuito minúsculo, que podéis ver en el gráfico adjunto.



No sé cuantas vueltas di, pero calculo que serían unas diez o doce. No más. Un poco aburrido, pero no claustrofóbico, como ya comenté, por lo abierto y despejado de la zona. Y como casi no había tráfico, me salí a la calzada todas las veces que quise, y hasta prácticamente todo el tiempo discurrí por los arcenes.

Mucha gente, casi toda, iba con mascarilla. Incluso un corredor al que, obviamente no pude reconocer. Pero a mí, hacer deporte con mascarilla, me parece algo absurdo. Tiene sentido llevarla en lugares cerrados, y donde vas a tener trato con otras personas. Al aire libre, y respetando la distancia social, es del todo accesoria. Y, completamente humedecida por el propio vaho, y la respiración agitada del esfuerzo es, diría yo, que hasta contraproducente.

Claro que, yo no soy quien, no tengo autoridad médico-sanitaria de ningún tipo, para recomendar ni esto ni lo contrario. Si hasta parece a veces, que quienes en teoría sí saben del tema, van dando palos de ciego.

Cómo me gustaría en estos momentos, y sobre todo estos días de atrás, haberme podido aferrar a algún tipo de seguridad, a alguna certidumbre por pequeña que fuera, basada en conocimientos ancestrales y prácticas milenarias. Pero, no. Esos magos y adivinos a los que de vez en cuando publicito "desinteresadamente" en el diario, compartiendo el mensaje de sus octavillas callejeras, esta vez me han dejado vendido.

Ni predijeron la pandemia, ni se han atrevido aún a ofrecer una cura instantánea, e infalible, para el coronavirus basada en la magia negra africana. ¡Qué decepción!

Supongo que cuando todo esto pase (si pasa), volverán a su negocio habitual de arreglar asuntos de parné (exiguo), desamor, mal de ojo y demás descalabros existenciales, pero ya no será lo mismo. Su credibilidad habrá alcanzado mínimos históricos, como el precio del barril Brent de petróleo.

Aunque, que queréis que os diga, no tengo ninguna duda de que el oro negro, y con él la magia negra, volverán a subir. Como sociedad somos demasiado dependientes del crudo, por más que sin ambas cosas se viva infinitamente mejor.




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Respostar citando Envío Lun, 18 Mai 2020, 5:09
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

outra vez en ruta Guiño eso é o importante.

Est.2008
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Respostar citando Envío Lun, 18 Mai 2020, 17:03
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (Quarantena va fan cu-cu)

ghose escribió:
outra vez en ruta Guiño eso é o importante.

Dis ben ghose, que o importante e ter por fin os pes en terra firme (e a cachola no seu sitio), pero chamarlle "ruta" o minicircuito das Lagoas e facerlle moito favor.
Claro que se segue a febre outdoors dos desconfinados errantes, e o Miño non baixa de caudal, terei que ir colléndolle o xeito...

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