Lun, 09 Mai 2022, 11:36
Asunto: Re: Diario de Gefreiter
Gracias Augusti. Si la preparación ha sido buena o mala se ve el día de la prueba, ahora os cuento.
Pues aquí estamos con la crónica de mi primer (no sé si único) maratón. Llegué el viernes en tren a Vitoria, el sábado fui a por el dorsal (precisamente el nº 42) a un centro comercial cerquita de casa de mis familiares y volví trotando.
Domingo 8: la salida estaba junto al estadio del Alavés y allá me fui a las siete y cuarto. En diez minutos caminando ya estaba allí. El día estaba fresco (unos 10ºc.) y soleado, con una brisa ligera, condiciones creo que ideales y desde luego mucho mejores que las de Barcelona, que se celebraba el mismo día.
Como llegué con tiempo y no tenía sentido calentar mucho me quedé un rato sentado, con esa sensación extraña de no conocer a nadie típica de cuando corro fuera de Galicia. De entre las conversaciones de la gente a mi alrededor que no hablaba en arameo, me hizo gracia uno que le dijo a un colega que había corrido un maratón en el pasillo de su casa de doce metros durante el confinamiento (5:30, por si queréis saberlo).
Sigo concentrándome, con curiosidad por lo que me deparará una distancia nueva para mí, cuando llega un chico joven en bici con el dorsal ya colocado en la camiseta. Se para justo a mi lado, apoya la bici en un árbol y se viene directo a mí con la mano extendida. El chaval no tenía mucha pinta de espabilado y la primera impresión enseguida se vio confirmada. Se trataba del tonto del pueblo que me había reconocido al instante como uno de los suyos y venía a saludarme. Reproduzco la conversación:
"- Perdona que no te dé la mano pero me acabo de echar la vaselina y te voy a pringar.
- ¿y eso qué es?
- pues una especie de crema para no tener rozaduras.
- ¿y donde "telandao"?
- Me la eché ya en casa. Bueno, me voy al guardarropa, suerte en la carrera"
Me fui a dejar la bolsa con la ropa de recambio. Espero que el chaval fuese a correr los 10k o la MM, porque como estuviese inscrito en la maratón iba a llegar con unas llagas como nuestro Señor Jesucristo en la cruz.
Caliento con una camiseta vieja que me dejaría puesta hasta el último instante y me voy a la salida, que era conjunta para las tres distancias, con lo cual era complicado calcular dónde colocarme. Suena el disparo y a los 200 metros ya puedo moverme con bastante comodidad, ventajas de las carreras poco multitudinarias.
El recorrido de la MM coincide con nuestra primera mitad, pero no es un circuito porque la segunda media no tiene nada que ver con la primera. Los primeros 21 km son hacia el norte, hacia el río, por avenidas larguísimas y bastante llanas, aunque siempre pican un poco hacia arriba o hacia abajo lógicamente.
El primer problema es que los puntos kilométricos están puestos a ojo. Para que os hagáis una idea, por el km5 paso en 19:30 y por el 6º en 24:20, cuando el ritmo no lo había variado. Tenía el gps, pero nunca es del todo fiable y sobre todo dejaría de serlo en la segunda parte del recorrido porque ya nos meteríamos entre árboles dando vueltas continuamente a varios parques.
Voy en un grupillo y resulta que uno de los que va a mi lado es un perro viejo, con más de veinte maratones, varios de ellos en Vitoria y con 2:30 de MMP. Me dice que está preparando un Iron-man y venía hoy simplemente a terminarlo en torno a 2:50 como entrenamiento. Me viene de fábula, encima conoce el recorrido y me va avisando por ejemplo de que luego viene un repechito o cualquier otra incidencia, además de confirmarme que la MM y el maratón están por supuesto bien medidos pero los puntos intermedios los han puesto medio a voleo. Mi sensación es que vamos a cuatro poquito y la suya también con lo cual me pongo en sus manos, por así decirlo.
Hacia el km 5 empiezo a notarme los isquios cargados en ambas piernas justo donde había tenido las molestias hace dos semanas. Me preocupa bastante pero igual que han venido las molestias se van unos km después y por lo demás voy sumando kilómetros con facilidad y con ello sube mi confianza.
En el km 15 me tomo el primer gel, ya antes había bebido agua como haré religiosamente a lo largo de todo el recorrido. En el 20 pastilla de sales. Para entonces desgraciadamente mi liebre ha notado molestias en una rodilla y me avisa de que al pasar por la MM va a bajar mucho el ritmo. Efectivamente así lo hace y yo me quedo más solo que la una. No es una expresión, porque todos los que corrían solamente los 21 km se quedan en meta y yo sigo mi camino sin ver a nadie cien metros delante ni detrás.
Era un riesgo de elegir un maratón pequeño pero confiaba en que no fuese tan exagerado. La MM la he pasado en 1:26:03, me valdría perfectamente doblar ese tiempo. Dado que ni el gps ni los carteles de la organización me dan información fiable marco un ritmo que me parece cómodo y que calculo andará poco por encima de 4m/km y pongo el piloto automático. Una preocupación añadida es la de perderme, porque el recorrido no está vallado, pero en cada cruce o rotonda hay un voluntario que te va avisando. La segunda mitad es toda por parques, haciendo algún bucle para pasar dos veces por los mismos tramos. Parte es por carriles-bici, parte por paseos de baldosines (en Eduardo Dato, muy mala superficie porque no absorbe nada del impacto) y parte por asfalto. En varios tramos se cruzaba gente o te cruzabas con paseantes aquí y allá, era una sensación un poco extraña. En otros adelantaba a los que todavía estaban terminando la MM.
Estos son los mejores km del maratón. Me noto fuerte, no me molesta nada y tengo que esforzarme por no acelerar demasiado el ritmo. En el avituallamiento del 25 tengo casi que pararme porque pillo agua, abro el segundo gel (el de cafeína) y me echan en la mano un poco de vaselina porque se me ha despegado una de las tiritas. En un momento dado ya diviso a lo lejos a algunos corredores y aunque lo importante sea la marca y no el puesto lo tomo como estímulo. Termino adelantando a tres de una tacada hacia el km 28.
Había que pasar dos veces por sendos puentecitos de madera y hacia el km 33 en la bajada de uno de ellos en el apoyo el gemelo derecho me da un aviso y me sale un grito de entre dolor y preocupación. Encima es en el que tuve la rotura de fibras la temporada pasada, pero aparentemente ahí queda la cosa. Sigo cómodo, no tengo calor y cuando paso por el cartel del km 35, tomo un último gel, este de cafeína de la organización que sabía a rayos, y me digo a mí mismo que ahora entro en la terra incognita, nunca he pasado de esa distancia en ningún entrenamiento. Sin embargo me noto bastante fresco y confiado y tengo la esperanza de terminar en un tiempo apañado y sin más sufrimiento ni épica de las imprescindibles. Otro aspecto positivo es que a pesar de tomar tres geles y una pastilla de sales no he tenido la menor molestia digestiva.
Todo iba demasiado bien y efectivamente cuando habían pasado un par de minutos el gemelo derecho se me sube. Bajo el ritmo y prosigo lo más rápido que puedo pero en el 37 vuelve a suceder y ahí ya tengo que detenerme y realizar unos estiramientos porque estaba claro que como me diese el latigazo completo no iba a poder terminar la prueba. Mantengo el ritmo lo mejor que puedo, a veces cuando tenía la pierna derecha en el aire hacía el gesto de llevar los dedos del pie hacia la tibia para estirar el gemelo pero en el km 39 tengo que pararme otra vez a estirarlo. Salvando las distancias, nunca mejor dicho, lo mismo que le pasó a Fabián Roncero en aquel maratón de Rotterdam en el que iba en tiempos de WR.
De ahí a meta me quedan tres km de sacrificio. Lo peor es el gemelo, pero se unen a la fiesta los cuádriceps y puntos de dolor en los glúteos también. Encima se me agarrotan los trapecios y el cuello y aunque soy consciente de ello y de que estoy mirando hacia arriba soy incapaz de devolverlos a su posición natural.
En esta última fase me adelantan cinco o seis rivales. Pensaba que iba mucho más despacio pero según el gps tampoco bajé tanto el ritmo, el 40 y el 41 me dan por el gps 4:24, que aunque sean un par de sg más tampoco está tan mal dadas mis condiciones. Ya voy haciendo cálculos y veo que hasta puedo no bajar de 3h. Cuando por fin enfilo la meta tengo el cuello y los trapecios tan contracturados que voy mirando hacia arriba como si estuviese en una exhibición de la patrulla Águila. Desde mis comienzos como ochocentista no afrontaba así los metros finales de una carrera. Para no cargar el gemelo derecho intento compensar el esfuerzo con la pierna izquierda, lo cual termina de aportar elegancia a mi galopada final. Mi primo me grabó con el teléfono y si me lo pasa y lo cuelgo en el diario le sacaréis bastante punta.
Aprieto lo que puedo, que no es mucho decir, para pasar antes de que la hora en el marcador pase de 2 a 3. Efectivamente termino en 2:59:57 bruto, 2:59:55 neto. La segunda media la he hecho en 1:33 mucho. Cuando me pregunten por mi marca en maratón en el futuro podré responder sin faltar a la verdad "dos y pico" o "dos y algo".
Me olvido de parar el gps y de recoger la medalla, pero curiosamente me recupero enseguida. No he tenido pájara como tal, ni estaba mareado ni nada por el estilo, el muro ha sido exclusivamente muscular. Mis ppm han sido 146, de caja iba bastante bien. Voy a por la ropa, bebo agua, tomo algo de fruta, vuelvo ahora sí a por la medalla y mi primo me confirma el tiempo y la posición, que era secundaria pero en todo caso he sido 22º y 4º veterano +50 porque me han pasado dos en el tramo final.
Voy caminando hasta casa razonablemente bien, me ducho, tomo algo y me voy a la Estación. Tras ocho horas de tren llego a Santiago. Esta mañana puedo caminar, que ya es bastante, aunque me duele lo suyo la cadera derecha justo en el saliente del hueso, no sé si es el trocánter o el tensor de la fascia lata pero me cuesta levantar la pierna. En cambio el c****** del gemelo está como si nada, después de haberme torturado durante la carrera. Lo que no me noto es lo que se comenta siempre o se hacen chistes sobre bajar escaleras, las bajo mejor de lo que las subo.
Ha estado bien la experiencia, aunque la marca sea peor de lo esperado. Ya lo hacia, pero ahora respetaré todavía más a cualquiera que ronde las 3h en 42km, ya no digo los que bajen mucho de ese tiempo, y en general a todos los maratonianos. Es una carrera distinta a todas. No sé si correré otra porque a todas luces no es mi distancia ideal, quizás dentro de unos años cuando ya tenga una edad en que proponerme bajar de 3h sea un reto considerable. Por lo demás no me compensa una preparación tan larga para que el día en cuestión
cualquier factor imprevisto te lo eche a perder.
Además de que faltó algo de volumen, creo que el error principal de mi preparación lo cometí con la carrera de Pascua de Padrón. Tenía dos opciones: correrla a tope dejando antes un par de días flojos o bien hacerlo al 85% sin alterar el entrenamiento los días previos. Elegí la segunda pero luego no pude evitar la tentación de competirla a tope y creo que de ahí vinieron los problemas musculares de la semana siguiente y puede que indirectamente los que sufrí durante el maratón.
Esta semana haré lo justo. Hoy por lo pronto caminaré, que ya me cuesta lo suyo, y en cuanto pueda haré algo de elíptica o estática. La siguiente ya rodaré flojito y a partir de ahí haré una especie de pretemporada para tomar base, insistiendo mucho en la fuerza. La prolongaré hasta finales de junio porque tengo entonces un congreso en Uppsala. Cuando vuelva ya planificaré objetivos, pero desde luego centrándome en las carreras de 10km o menos que siguen siendo en las que mejor me desenvuelvo. Lo que no voy a hacer es ir todavía a donar sangre, como suelo hacer al terminar las temporadas. Esperaré un par de semanas para que no me manden directamente del centro de transfusión a la UCI.
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Última edición por gefreiter o Lun, 09 Mai 2022, 16:32; editado 1 vez