Aprovecho la oportunidad que me da Correr en Galicia para hacer una pequeña crónica de lo que fue mi debut en la media maratón. ¿Cuándo se debuta en la media maratón? ¿Cuándo se da el pistoletazo de salida? ¿Cuándo te inscribes? ¿Cuándo llegas a la meta? Cada uno pondrá su momento en el calendario.
Yo creo que mi media maratón comienza el día que me planteé comenzar a correr. Por las razones que fueran, ese día (arrastrándome allá por Mayo de 2010 en un Parque Industrial de Oviedo) empezó lo que el día 10 de Abril ha culminado: el cumplimiento de un reto personal, aderezado con muchas horas de entreno, alguna que otra pequeña lesión, días de agujetas, recelos y pequeños triunfos particulares.
Cuando tu hermano
(Bareixa) hace maratones y algunos de tus amigos también corren resulta más fácil fijar el punto de vista en el horizonte. Varias Vig-Bay como espectador plantaron la semilla de mi primera media. Cuando comencé no sabía a ciencia cierta que mi reto estaba ahí, porque fracasos anteriores de activar mi cuerpo estaban en la mente. Pero ésta vez también sabia que iba a ser distinto. Un deseo más bien oculto no manifestado pero que en el fondo estaba ahí.
En fin, que vamos al día. Al gran día. Es una crónica de un debutante en Vig-Bay del furgón de cola, aquí no hay ritmos por debajo de 4:30 ni cosas parecidas (en esta peli el malo se queda con la chica
). La preparación previa me decía que estaba en mis piernas la carrera. En 2011 treinta entrenamientos en total, 230 kilómetros acumulados, once entrenos de diez o más kilómetros, alguno de 15 yo más. Los deberes hechos para el examen final e ir con confianza
Me reúno con mi amigo
Jaimec y su novia Mar para ir a Samil. En la previa, contacto fotográfico con mis amigos de delcelta.com, con los que compartimos también un pequeño espacio cibernauta para comentar nuestros progresos, que los hay. Listos al cajón de cola, porque uno es de los cívicos que sabe que hay que dejar paso a los galgos (1m51segs marca la diferencia de mi neto). Tiempo perfecto, nada puede fallar.
Primer km en 6:20, el objetivo era correr a 6:00 min/km de media. Como el siguiente también resulta un poco por encima de ese
asfixiante ritmo, mentalmente ya pienso que tengo que recuperar 30 segundos extra (mal para empezar). Cuando al fin estabilizamos el ritmo con mi amigo
Tom (a Jaimec y su colega ya los hemos perdido) comenzamos a disfrutar de la carrera. El paseo por Samil a ese ritmo es un placer, cruzamos el picadero y ya salimos a la jungla. El mp3 suena suave, aunque para la cuesta de Canido ya se preparan sintonías más intensas. Canido no es para tanto, la subida de Mide se hace cómoda y cuando llega el 10K hago primera valoración de daños.
La lectura de los calculadores (1.00.08 neto) en el 10K dice que no hay fallos en el sistema. Le hago una mueca a Tom de que me voy para adelante y él me dice que siga. Luego me confesaría que no iba cómodo (llegaría tres minutos más tarde que yo a la meta, pero con muchísimo más mérito pues casi no había rodado largo).
A partir del 10K, como comento, comienza otra carrera para mí. Una vez analizados los datos de Ch.Chip adelanto a cerca de 175 personas y solo me adelantan 6 hasta la meta. Las sensaciones son buenísimas y cierro del 10 al 15 a 5:28, que para mí es un tiempo a esas alturas muy bueno. Me planteo bajar de las 2 horas netas, pero también tengo en mente el concepto “hipoxia”. Le pasa a los escaladores alpinos cuando más allá de 8.000 metros el oxígeno no les llega al cerebro y tienen mal de altura, creyéndose que van bien y luego pagando el esfuerzo, terminando sus últimas horas en estado de euforia pero congelados por el resto de los dias…
Tras la bajada y curva de Playa América se me empieza a hacer largo el asunto. Me pierdo alguna indicación kilométrica y hasta las esponjas de la Ramallosa sufro porque mi cabeza, pese a que Coldplay me diga que es la parte más dura, sabe que le queda más de media hora de esfuerzo. Las esponjas del 17,5 son un alivio, como todos los aplausos de la gente. De nuevo pierdo referencias kilométricas pero saber que estoy llegando en el fondo me relaja. Cuando llego al 20K, botellita de agua, retirada de gafas de sol y de auriculares, poniendome “guapo” para la ocasión y para escuchar los aplausos del público que sorprendentemente es mayor del que yo esperaba. Veo el reloj en el 20K y me olvido de bajar de las dos horas netas, pero el tiempo me satisface porque las sensaciones han sido buenas y he bajado en 4 minutos el objetivo de correr a 6:00 (marcado en 2:06:36)
Al final, 2:02:23 en neto (5:49), sin necesidad de oxígeno en meta
Una gran satisfacción cumplida y una más que merecida comilona con los amigos, regadas con cantidades ingentes de isotónico y coronadas con una torta del Imperial que ha sido engullida sin mesura alguna.