Mér, 22 Nov 2006, 0:37
Asunto:
En el parque natural que rodea la torre de hercules, se encuentra, hoy en día manípulado en gran parte por la mano del hombre, una de las sendas más bonitas que yo me he encontrado a la hora de emular a filípides.
Normalmente suelo empezar calentando desde la playa de san amaro, bordeando los edificios de la urbanización de adormideras, hasta llegar a unas escaleras situadas enfrente del hotel.
Es aquí donde comienza "mi" circuito, y digo mio porque cada uno puede crearse el suyo, pues es abundante la cantidad de caminos diferentes por los que decantarse.
Los primeros pasos transcurren cerca del mar, dejando a la derecha la playa del moro, famosa por sus "moritas" en top less, y a la izquierda "o campo da rata", en el cual durante una época ignominiosa, unas cabrones se dedicaban a dar paseillo y fusilar a la luz del faro a gente de opuestas creencias, como muy bien reflejó Manuel Rivas en su obra " O lapis do Carpinteiro.
Prosigo, respirando los vapores de la resaca, oteando lontananza el Cabo Prior y, forzadamente, divisando entre brumas los islotes "Gabeiras" y "Herbosa", allá por las tierras del maese ferrolano.
Es entonces cuando el camino se bifurca, y decido coger por el camino de la siniestra, para acercarme, en ligero ascenso, a realizarle una visita a mi amigo hercules, que aparece representado en una escultura de piedra, empuñando los remos a bordo de su rocosa nave, dispuesto a enfrentarse al gigante Gerion, que no a su compañero Albión.
Bordeo la nao y la senda se estrecha, aumentando la pendiente progresivamente hasta situarme en la esplanada de punta Herminia.
Comienzo a bordear la pequeña península, en el sentido contrario a las agujas del reloj y me encuentro con un tobogán que comienza a ponerme a tono el pulso.
Mas o menos, a la altura de la bajada a la caracola, escultura de piedra situada en la "punta" de la punta, pico mi primer km.
Continuo mi trasiego hacia el faro, paralelo a la carretera principal, antigua carretera de circunvalación, y paso por encima del espiritu del famoso, en los 80, autobús da drogha, de cuyas andanzas os podreis imaginar cualquier cosa.
Al llegar a una bifurcación, me dejo caer a la derecha, pegado a la linea de costa, en bajada pronunciada, como si quisiera apoderarme de los restos del "Mar Egeo".
La senda es estrecha y la vista es ancha. Veo el peñasco do Gaivoteiro, en cuyas profundidades se encuentra el pecio del anteriormente nombrado. En los bancos que jalonan la senda, parejitas de enamorados me alteran el pulsómetro. En el islote de la galera, percebeiros se afanan en llenar la bolsa, mientros los lancheros vigilan la ola traicionera.
Y así llego a otra bifurcación, en lo alto de un pequeño y estrecho ascenso.
Hago un giro a la izquierda, un tanto cerrado y me dirigo en linea recta hacia la "sartén de la torre", punto en el que pico el segundo km.
Ahora desciendo hacia el camino que nos dirige a la playa de las lapas, camino que tomo y rapidamente se estrecha, adentrandose en un continuo sube y baja, empedregado, arisco, casi como con vistas al talego.
Y es la carcel lo que dejo a mi izquierda, de la cual salian los paseados anteriormente mentados.
Personalmente, esta parte la disfruto mucho, pues al no poder llevar velocidad de crucero, mi pulso descansa y mi cerebro trabaja de otra manera, centrandome en no despeñarme ni en caerme en los tojos que envuelven las diferentes sendas.
Bordeo la peninsula de la torre hasta llegar a la denominada "sirena", bajo cuyas señales acústicas se guian los barcos en los días nebulosos. Y como unos 100 metros más adelante, enlazo con el giro cerrado que comente anteriormente, para desandar lo andado.
Y los kms los dejo a gusto del consumidor.
Otro día os cuento pormenorizadamente la ruta Betanzos - Caneiros - Chelo - central Hidroeléctrica.
Saludos