Lun, 01 Set 2014, 14:52
Asunto: Re: Currelas Team Running.
Copio la crónica de mi diario gatuno:
Cuaderno de bitácora. Año del gato. Días 54 y 55. (30 y 31 de agosto)
¿Cómo explicar lo vivido este fin de semana en Castrelos? Supongo que empezaré diciendo que siempre me he sabido un intruso en el running, alguien cuyo hobby dominical es apuntarse a populares como podría ser la pesca, una excusa para hacer vida social con los correlegas; alguien que no entrena, no se cuida, no calienta antes, no estira después, no va al gimnasio y encima no tiene cualidades innatas que compensen lo anterior; un tipo lento y lleno de achaques que -eso sí- se lo pasa en grande con esto pero que no se lo toma (ni se toma) mínimamente en serio. Si voy todos los años a la Behobia es porque allí te hacen sentirte protagonista, pero el sábado y sobre todo el domingo, por primera vez, me sentí además un deportista. Y esto fue una revelación y un shock. De pronto no estaba de más allí, no era un bulto sospechoso, no hacía falta disimular con bromas ni buscar fotos de gatos haciendo relevos, no era Jimmy Jump saltando al campo para acercarse a Messi, no desentonaba entre campeones: realmente formaba parte de todo aquello. A mi nivel, evidentemente, pero estaba donde debía y orgulloso de ello. Y estaba haciendo lo único que se le puede exigir a un deportista: darlo todo, competir, compartir. Y después de darlo todo, dar un poco más.
Creo que no voy a hacer una crónica de la carrera en sí, aunque daba para un libro, al menos para uno corto con ilustraciones. Porque para nuestra gran sorpresa, nuestra enorme sorpresa, nuestra infinita sorpresa, estuvimos en posiciones de cabeza todo el tiempo y líderes a falta de un par de horas. Y por mucho que nos repitiésemos que era irreal y que acabaríamos mucho más abajo pero contentos y siguiésemos con el plan previsto (es decir, sin ningún plan más que disfrutar y repartir las horas entre todos), al final nos atacó la fiebre del oro (y la de la plata y la del bronce) y entramos en la locura compartida en que se convirtió aquello. Bendita locura en la que los individuales entraban acompañados de sus familias y un perro espontáneo entre aplausos y lágrimas, mientras los relevistas entre gritos iban con el cuchillo en los dientes haciendo series de un kilómetro y derrapando. Donde el arte de cambiar de velcro alcanzó cotas sublimes. Donde, como cuando éramos niños, quisimos ser mayores para aumentar un decimal el coeficiente por edad (pues al final fueron centésimas las que marcaron la diferencia).
Exprimimos a
Álex como a un limón, a
tiojuan le hicimos volver a correr cuando ya venía duchado y vestido,
Juan llegó del trabajo y saltó a la pista y no he visto un espectáculo como ése (aún estaba saliendo por la izquierda y ya volvía por la derecha, doblándose a sí mismo).
María no sólo corría sino que cambió el chip a la mitad de los equipos que se peleaban por sus servicios.
Nando se tomó los relevos tan en serio que me relevó como capitán.
Tania,
Jose Antonio,
Montse,
Jesuli,
Basi,
César... ¡bravo por todos! Y cuando después de más de veintitrés horas de pie sin dormir ni apenas comer fui capaz de correr cojo un kilómetro en 3'52" me enorgullecí, si puedo decirlo.
En el último suspiro terminamos quintos (y cuartos en distancia recorrida), superados por los galgos. Marcial, Dani Bargiela y Pedro Nimo acabaron con la rebelión de los modestos, Pedro adelantándonos a falta de 200 metros después de 321 kilómetros. Como dijo el speaker en la foto final, qué lata dimos. Y cómo nos gustó.
La emoción que siempre imaginé que se debe de sentir al hacer tu primer maratón es la que viví ayer. Y aunque ahora regrese al pelotón de cola y a mis gatos y chistes, estos dos días de agosto no los olvidaré. Tanto que probablemente no repita, pues es sabido que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.
Gracias de corazón.
P.S.: Y gracias a Suso por seguirnos en la distancia como si estuviera con nosotros. A Safar y pareja por el apoyo. A Pepe e Inma por el compañerismo y por la cinta. A los demás.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones