Dom, 13 Set 2015, 19:47
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Segundo año del gato. Día 68. (12 de septiembre)
No volaba desde mayo cuando Copenhague pero ya arranco con bríos la temporada de otoño de Ryanair: en cuatro semanas Alicante, Berlín y Pisa. Echo de menos la tonadilla trompetera con que anunciaban
Another flight in time!, la nueva tiene menos gracia que Pablo Motos.
Vengo de visitar a una ex-compañera de trabajo y sin embargo amiga. Fuimos a tomar vino al Cabaret Maldito del Circo de los Horrores, a cenar en exceso, a tomar helados McFlurry en Sant Joan d'Alacant y a fumar en las terrazas, que no se diga. Qué formas tan distintas de vivir. En Sax la gente está siempre en la calle, todos se conocen y se saludan a gritos, son ruidosos y abiertos, y están el año entero de fiesta o entre fiestas hasta extremos difíciles de creer para un norteño. Y de explicar. En la parte alta del pueblo no hay habitantes sino cuartelillos para los Moros y Cristianos, los chavales siguen con sus padres pero tienen hipotecas sobre casas que sólo utilizan una semana en febrero, y esos días van de unas a otras bebiendo y comiendo. La estructura festiva está reglamentada y además de muy complicada es un verdadero arcano para el profano, hay cuartelillos, cuadrillas, comparsas, mayordomías, escuadras, capitanías, damas, chiquiborlis y hermanamientos con sus archienemigos, por fuerza se tiene que ser Montesco y Capuleto a la vez y los matrimonios se rompen la misma noche de bodas porque los colegas irrumpen en el tálamo a destiempo. Seis meses antes toca el Medio Año Festero, los Carnavales son todavía más festejados, los días de tapas (sí, eso tan normal de poner pinchos en los bares) acaban aquí en exhibiciones de sexo público, la Nochevieja se repite de nuevo en enero, y me estoy olvidando de alguna más. Por supuesto con premios, trajes, exposiciones fotográficas, DVDs, libros conmemorativos. Y pólvora, tracas y arcabuces. En el medio, para no enfriar el ánimo, encuentran mil motivos para sacar las bandas a la calle cada domingo. Y como último recurso queda acudir a los pueblos de los alrededores que compiten en fausto y boato, aunque sea para decir que no están a la altura pero siempre después de haber participado invitado por algún amigo. Como te lo cuentan con naturalidad y han hecho sencillo el arte de convertir la vida en una celebración, uno vuelve de allí pensando si no habrá malgastado la suya.
El sábado por la tarde había carrera en Sax, porque (¡sorpresa!) estaban de fiestas. Así que me apunté al Cross Popular Virgen de los Frutos que pese al nombre era una prueba urbana de cinco kilómetros. Lo más curioso del Levante son las pequeñas diferencias. ¿Sabéis cómo llaman al medio maratón en Alicante? Lo llaman un Royale con queso. Los adultos estábamos separados en dos grupos, primero corrimos los de más de cuarenta junto con todas las chicas, y después los jóvenes desde quince a treinta y nueve. La distancia era igual para ambos, supongo que lo hacen para evitar las aglomeraciones en esas calles estrechas. El dorsal lo recogí en la sede de la Comparsa de Cristianos, sin chip (gratuita) y con mucho público y mucho voluntario y policía local, y el recorrido vallado y respetado. De todos modos están acostumbrados a que las calles se corten continuamente para sacar algún santo o meterlo, o vestir a uno para desvestir a otro, y no había conductores estresados. Me estaba gustando el ambiente. Veía a los atletas y todas las camisetas eran de clubs de la zona, y la pareja de Mila me decía que había quedado el último un año yendo a 5'00", así que me preocupé seriamente por mi autoestima y por la imagen que iba a dar. Me puse a calentar hasta el punto de ebullición y a la hora señalada fui con el grupo, no sé cuántos éramos pero estábamos bastante apretados, y en la salida ya vi por fin equipaciones más tranquilizadoras y alternativas, CorreBirras, Copón Team Race y marcas blancas del Decathlon. Igualmente tenía instrucciones del jefe de ir a darlo todo y estaba tenso.
Pistoletazo y arrancamos y no había manera de avanzar, iba bloqueado por los callejones y entre corredores más lentos, cada adelantamiento era un consumo extra de energía zigzagueando y esquivando pies, y para cuando tuve algo de espacio ya iba agotado, a partir de ahí y a falta de archirrivales me ocupé en llevar un ritmo de 4'20", atender a los cruces por meta para saludar y ganar posiciones a costa de perder fuerzas en la única subida. En la consiguiente bajada las chicas se lanzaban a lo loco como si les esperase George Clooney al fondo y yo, aprovechando su decepción, volvía a dejarlas atrás. Y así sin muchas más novedades y tras doblar a Gasparín, mítico farolillo rojo local, llegué al último kilómetro fundido, me pareció un poco triste no aguantar un 5K a este paso e hice un esfuerzo final para terminar con dignidad. Por suerte surgió un archi inesperadamente de la nada, una mujer a la que ya había rebasado hacía rato pero que olió sangre y se vino a por mí, si quería pillarme despistado equivocó la respiración porque resoplaba como un tren de vapor, dejé que se acercase con la meta a la vista y cuando me alcanzó volví a acelerar para entrar triunfante y macho alfa, aunque colorado como un cangrejo. No con cinismo sino sinceramente la felicité, alguien hizo lo propio conmigo y me llamó
máquina, nos dieron bebidas y fruta y una camiseta y mi amiga me dijo que lo había hecho muy bien, y en el vídeo que grabó doy el pego. Y el entrenador a la noche que qué más quería Baldomero, que vengo de la tirada del miércoles y que recuerde dónde estaba hace dos meses.
Conclusiones: muy contento de la carrera, del fin de semana, de los reencuentros, del gol de Messi, de estar en las terrazas en pantalón pirata. Si me invitan otra vez, volveré. Gracias, Mila y David.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Xov, 19 Nov 2015, 21:56; editado 2 veces