Mar, 23 Abr 2019, 17:43
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Quinto año del gato. Día 282. (14 de abril)
Hum, creo haber ido a A Coruña (cacofonía normativa) hace ya un tiempo... Y es que anda el diario abandonado lo mismo que el diarista.
Actualicemos.
Si yo fuese el último corredor sobre la Tierra y el C42 la última carrera, dejaría que se extinguiese el deporte. Pero precisamente por su desolación y miseria y falta de cariño, me acerco cada año a aportar mi granito de arena anímico. Yendo el sábado en tren y durmiendo por diecisiete euros en una habitación en María Pita con desayuno y felino en el precio. (Tomen nota de tal frugalidad los que se preocupan por mis finanzas y viajes). En la estación esperaba PequeñaCriatura, que en un momentito había organizado una performance con un loco y los cuerpos de seguridad ferroviarios, y suerte de la puntualidad de la moderna Renfe o a saber cómo acabaría la cosa. Gracias, Teresa.
El domingo por la mañana me despertó Meu, el gato de la casa. Qué belleza, mejorando lo presente. Estuvimos jugando muy a gusto hasta que tuve que bajar temprano a pedir un duplicado del dorsal extraviado. En el periódico local no se mencionaba siquiera el maratón (todavía no habría intentado salir con el coche a comprar el pan ningún redactor). El camarero protestaba por servir muchos cafés a esas horas. Los juerguistas que terminaban la noche eran más que los atletas que empezaban el día. Todo estaba tan mal, pues, como temía: me aguardaba un duro trabajo por delante. Al menos, por una vez, los carteles no insultaban.
Y trabajé duro, claro que sí, y aplaudí y grité y palmeé y acompañé y abracé y felicité y casi lloré, porque un maratón, incluso éste, es un maratón. Pero las crónicas particulares se encuentran por ahí disponibles para público deleite y no me toca añadir nada a la heroica ajena.
Por mi parte hice la prueba corta, sin prisas, con calma y prudencia lastimosamente desmentidas por los calores y colores en la cara. Con dolores condromalácicos en las rodillas, que asumo, y ocasionalmente musculares en el piramidal, que impugno.
Y lo que hay es que ahora los 5'15" son los nuevos 5'00": un ritmo de rodaje sin excesos ni comodidades. Y en un diez mil homologado y con cuestas, ese paso cansino me lleva a los cincuenta y tres minutos. ¡Ay, qué pena! ¡Con lo que yo era!
- ¿Cuándo?
- ¡Tú no te acuerdas!
Por probar si la zancada larga ayudaba a relajar tensiones articulares, y por amortizar el sudor, ya que sofocado iba igualmente aun en trote cochinero, aceleré (con interrupción para auxiliar a un participante que se tambaleaba). Y así entré en meta, si bien retrasado, con cierta dignidad moral y cinética. Que no es poco. Y con el puño en alto celebrando.
Éste es mi maratón actualmente.
Tras recoger la bolsa, vino a saludar un hombre del Egovarros para decirme que leía el gatuno con placer y anonimato voyeurista. Con la ilusión olvidé adoptar los gestos típicos del escritor (la jaquequica -sujetarse la cara con el pulgar en el mentón y el dedo índice extendido en la sien- o el fumarse las propias gafas -dejar que cuelguen como una pipa mientras metes una patilla en la boca-). Confío en no haber perdido demasiado glamour en persona.
Meu
Seu
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Mar, 23 Abr 2019, 18:10; editado 1 vez