Xov, 27 Xuñ 2019, 19:25
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Quinto año del gato. Día 352. (23 de junio)
Estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado. Naturalmente, se convirtieron en héroes.
(La Guerra de las Galaxias)
No se puede decir que haya sido llegar y besar el santo: he necesitado cuatrocientas veintisiete carreras y doce años antes de este domingo en que, por equivocación, error o azar, por fin he ganado un trofeo. ¡Por fin he subido a un podio!
Repito en párrafo aparte.
¡He ganado un trofeo! ¡He subido a un podio!
Y es que lo difícil lo hago rápido, lo imposible tardo un poco más, y lo impensable sólo si no lo pienso. Y el universo no se ha derrumbado, ni siquiera trastabillado, hipado del susto, detenido su expansión.
Ojalá esta victoria tanto tiempo deseada viniera además adornada de una mínima épica, de un relato de remontadas, superaciones, caídas y recuperaciones, enemigos furiosos, peleas encarnizadas, cadáveres en el campo de batalla, apretares de dientes, dedicatorias al romper la cinta con el pecho, sangres, sudores y lágrimas. Hazañas ellas a las que añadiría la dosis habitual de exageración y aun una suplementaria, que la ocasión bien lo merecería. Pero me temo que no hubo nada de eso.
Porque con pocas horas de sueño nos acercamos (más, pues ya vivimos cerca) a Goián a seguir sumando kilómetros y puntos, y tomamos un café, y allí estaban algunos Tortujas, Lolinho38, Gondomar y Sandra, y Bernal con su Padawan, y Alberto73 con sus pectorales, y nosotros y pare usted de contar. Eran más los voluntarios que éramos los voluntariosos.
Salimos y yo sin calentar, moviendo el cuerpo con dificultad y dolor y pereza, como si aquél fuese un día normal, ignorante de lo que el destino me reservaba, como Newton sentándose inocentemente bajo un manzano, como Fleming yéndose de vacaciones sin lavar las placas, como Arquímedes hundiéndose en la bañera con su patito.
Pronto nos separaron, los del diez mil se marcharon a la izquierda y a los del cinco mil nos enviaron a la derecha, y si previamente escaseábamos ahora no quedábamos ni los suficientes para un partido de fútbol. En dirección al embarcadero y por la playa fluvial, un paseo muy agradable y relajado, y de regreso en cuesta arriba, rodaba tras los dos o tres participantes a la vista.
Un zangolotino me precedía y, lo diré, me ofendía con su bigotillo y su bañador y su desgarbo. Estaba calculando si merecía la pena intentar alcanzarlo cuando se lanzó a su vez a por Montse. Asistir en la distancia a su adelantamiento y animarla con gritos fue lo más parecido a competir que hice esa mañana.
Comprenderéis, pues, mi sorpresa al leer en la clasificación junto a mi nombre: VET_M-1.
Me comporté con total naturalidad. Puse el antebrazo en la frente, como corresponde, incliné la cabeza hacia atrás y me desmayé allí mismo y me reanimaron con un frasco de sales en la nariz y aflojando el corsé. Di aviso a la Guardia Civil para que cortasen las carreteras y que nadie abandonase la plaza. Encargué inmortalizar el instante a cualquiera que tuviera un teléfono o cámara. Me peiné, metí barriga, ensayé un discurso.
El trofeo era una medalla y no había podio, y mis dos acompañantes eran de edad provecta. Con lo que la escenografía resultó un tanto deslucida e incomprendida. Momento histórico, escribí, y les mandé copia a mi familia: me preguntaron si era porque posaba junto a dos corredores famosos ya retirados o qué. Los más, supusieron que era la enésima fotografía con Bernal. Otros, que contra esos señores mayores ya podría.
Bah. El trofeo ya me lo estoy preparando yo para que luzca en la vitrina. Y el podio, como Asgard, no es un lugar: es donde está la gente. Aunque sea de puntillas. Estuve.
Octavo de la general y primero en la categoría de cuarenta a mil años
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Xov, 27 Xuñ 2019, 20:50; editado 1 vez