Dom, 07 Mar 2021, 15:00
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Séptimo año del gato. Día 243. (6 de marzo)
Es así. Cuando vives de alquiler, en algún momento te pueden dejar de renovar el contrato. La opción de no pagar y hacerme fuerte al declararme vulnerable me pilla un poco mayor, que gasto edad suficiente para recibir el próximo cupo de vacunas.
Cuento los libros, películas y discos que tengo, los muebles y electrodomésticos, los cuadros, los gatos y trofeos (dos de cada), tantas y tantas cosas que acarreo y guardo, y me entra el pánico. Todo acumulado, clasificado, archivado y ordenado a mi gusto, eso sí, como si Marie Kondo hubiera aseado a Diógenes.
La notificación (amistosa pero inflexible) del desahucio ha eclipsado cualquier novedad. Las cuarenta y dos millas con que terminé febrero, la semana completa en que no saqué la mascarilla del bolsillo, el competidor que encontré entrenando por Carregal -¿a rey muerto, rey puesto?-, el atropello de la mascota de Cristiano Ronaldo, la ecografía del hombro...
Y vino el viernes y nos desplazamos a Muros. Hay tiempo para buscar vivienda permanente y tiempo para disfrutar de alojamiento vacacional, especialmente si la casa escogida resulta estar en plena colonia felina. Caminamos por el pueblo después de las seis: se traspasa, alquila, vende o cierra. Fallecido de coronavirus sin enfermos.
El sábado se estropeó el plan inicial porque una de las bicis amaneció pinchada y los esfuerzos de un extraño sirvieron para comprobar en persona la solidaridad del gremio ciclista, no para arreglar el problema. Con lo cual, improvisando, salí yo a pie y Montse a pedalear.
Desde el centro a las playas, San Francisco, Area Maior, Ancoradoiro..., bordeando la carretera de la costa. Así es fácil. El mar a mi izquierda, el sol en el cielo despejado, la promesa del blanco y azul al final. El hábito no hará al monje pero el hábitat sin duda hace al corredor. Con dos o tres ejemplares locales me crucé en la ruta, por cierto, con sus bozales bien amarrados. De la (anteriormente famosa)
inmunidad de rebaño se ha logrado sólo la segunda parte, que era la que se pretendía realmente.
Y tras ocho kilómetros (¡bravo!) en cuarenta minutos, siguiendo en una bifurcación las furgonetas de surfistas (éstos sí que saben) llegué a la Lagoa das Xalfas y las dunas bajo el Monte Louro, y nos dimos un remojón invernal en la vecina Lariño, ya en Carnota. ¡Espectacular!
- ¿El paisaje o lo tuyo?
- Ambos.
Más arriba empiezan las Rías Altas y el Área Sanitaria coruñesa, territorio radiactivo hasta el lunes. Voy apuntando destinos para los festivos de abril, que serán gallegos por imposición sociosanitaria. Quién me iba a decir a mí cuánto iba a echar de menos Portugal.
Gatos de Muros en muros
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones