Lun, 03 Mai 2021, 13:39
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Séptimo año del gato. Día 300. (2 de mayo)
Y no estaba muerto, no, no, y no estaba muerto, no, no, y no estaba muerto, no, no, estaba moviendo cajas, leré, lerele. No estaba muerto, estaba de mudanza, chévere, chévere.
Ya tenemos a los gatos en O Xibao. Muy contra su voluntad, Penaldo y Redford fueron abducidos por turnos por una furgoneta volante no identificada y depositados en un espacio distinto y desconocido, un mundo con olores extraños, una jungla de enemigos y aliados por descubrir, de escondites que aprovechar, de alturas que conquistar. Todavía andan recuperándose de la experiencia. Salieron asustados, el primero en círculos y el segundo directo a la finca colindante.
Anoche habían dado por fin con el Transfundidor, eso que nosotros llamamos ventana y es para ellos artefacto mágico, tecnología de dioses, maravilla de invisibilidad, fuente de asombro continuo,
barrera de imposible lisura que separa el mundo interior del exterior, la comida preparada de la que hace falta cazar, el calor de la chimenea del frío de la lluvia, pero también lo domesticado, ay, de lo libre.
De los animales ajenos que deambulan por el barrio, el jardín y hasta el pasillo, que no esperaba yo encontrarme jamás con un perro mojado dentro de casa, hablaremos otro día.
El domingo, en la pausa entre las dos capturas felinas, calcé las zapatillas. En sólo tres kilómetros conseguí extraviarme, ser muy ladrado, recibir una cantidad aceptable de saludos, fatigarme, dejar las distancias mayores para mejor ocasión.
Si en Carregal de Arriba carecía de competidores, por delante de esta puerta han cruzado al menos dos corredores en media semana.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones