Ven, 18 Dec 2020, 15:10
Asunto: Re: Diario de...en spanska løber i Danmark
Ya veo, Freaky. Al final es siempre una cuestión de alienación. Correr con mascarilla? Esa gente no corre. No se puede correr (de verdad) con mascarilla. Esa gente trotará como mucho. Correr con mascarilla es algo ilógico y contranatura. Pero lo aceptan para ser buenos ciudadanos. Cuestión de alienación: Seguro que hace años se reían de los que corríamos, luego empezaron a correr por la moda, y ahora, como lo de correr en realidad no les interesa, pero hacer lo que hacen los demás para quedar bien sí, pues "corren" con mascarilla.
Hoy tenía el día libre, y aproveché para hacer el entreno sustituto del gimnasio: escaleras. Como había explicado la semana pasada, no quería ir a las del metro porque tendría que llevar mascarilla (por ser estación de transporte público). La alternativa más cercana son las que hay en Frederiksberg Have, junto a las rampas que subo cuando hago cuestas (en realidad cuesta, que es la única que hay por aquí).
Como calentamiento fui trotando hasta Frederiksberg Have, le di una vuelta completa, y en la segunda vuelta, me paré en las escaleras. Tienen 4 bloques de 12 escaleras cada una, así que son distintas que las del metro (3 de 18).
Hice 2 bloques de: 5 veces subiendo de 2 en 2 (pasaron a ser de 3 en 3) +5 veces corriendo de una en una + dos veces saltando desde cuclillas (la primera de 2 en 2, la segunda 3 en 3). Después hice 4 progresiones. En total me llevó más de una hora. El calentamiento debieron ser 4 km y pico. La vuelta, 3 escasos. Habría que sumarle las progresiones más la distancia de los ejercicios de las escaleras. Pero realmente la distancia hoy dá igual, lo importante fue hacer el entreno de fuerza.
La anécdota de hoy va de puriles daneses en las escaleras. Un día de semana por la mañana qué te encuentras por la calle? Puriles paseando. Eso en Galicia, en Dinamarca, y en la Conchinchina. También en Frederiksberg Have, pero aquí con la particularidad de que hacen entrenos de escaleras.
Al poco de empezar, vino una purila a las escaleras y empezó a subirlas de dos en dos. Nos miramos y sonreímos al cruzarnos. La segunda vez dijo algo así como que ése era un buen aparato de gimnasia. Pues cuando iba a acabar me contó que era la quinta vez, y siempre hacía seis y volvía a casa. Y nos pusimos a charlar. Por lo visto la purila sal de casa, pasa por Søndermarken, donde hace ejercicios en una zona de entrenamiento para mayores, luego baja a Frederiksberg Have y se hace seis veces las escaleras subiendo de dos en dos. Qué buen ejercicio, que bien al aire libre, qué contento te quedas.... y bueno, adiós purila amistosa.
Yo sigo con mi entreno, y entonces llega un puril. Nos cruzamos y me suelta un buenos días muy seco. Se lo devuelvo con una sonrisa, pero él, a lo suyo. Este puril no me mira ni sonríe al cruzarnos. Va a lo suyo subiendo y bajando escaleras mirando para abajo muy concentrado. Yo sigo con mis ejercicios. El puril se cansa de mí (que bueno vale, también soy puril, pero entreno como un chorvito) y se va a las otras escaleras (unas prácticamente idénticas que hay a unos 100 metros para subir la misma cuesta).